Un paso a la vez-300-Balance de fin de año

Hoy, último día del 2020, un año histórico, un año de esos que cuesta definir en una sola palabra. Un año de esos que te sacuden las emociones, aunque estés dormido, que te hacen pensar, aunque no quieras, y que ponen en alerta hasta al más distraído.
¿Qué me dejó este año que termina? ¿Qué te dejó a ti?
Es un excelente ejercicio volver atrás en la agenda o en el archivo de fotos y repasar mes a mes los momentos vividos capitalizando aprendizajes. Porque de eso se trata la vida, aprendizaje. De lo contrario, ¿qué sentido tiene lo vivido?
Revisando mi agenda y las fotos de mis archivos veo muchos lugares, personas diferentes, rostros nuevos, mucho aprendizaje, mucho reinventarme, mucha resiliencia, mucha paciencia.
Terminé el año anterior viajando y comencé este con más viajes aún. El año más viajado de mi historia, que yo recuerde a pesar de la pandemia. ¿A dónde quiero llegar? A donde Dios me lleve siempre.
Aprendí que en todos lados tengo familia, que en cada parada puedo sentirme como en casa. Que la “misión” no está en un lugar específico, porque la llevo en mi mochila junto con mis sueños, metas e ilusiones.
Que, aunque el mundo se caiga a pedazos siempre hay una mano extendida para ayudar a levantarme, y siempre puedo tender la mía para ayudar a otros.
Que, no importa que tan cansada, dolida, desorientada, o lastimada esté, de todas formas, Dios me usa si le dejo hacerlo.
Reafirmé una vez más que no hay límite para nuestro crecimiento cuando avanzamos de la mano de Jesús.
Cierro este año con profunda gratitud por todo lo vivido y comienzo el nuevo año con la mente abierta y el corazón dispuesto a seguir dando.
¡Vamos por más!

Dios te bendiga,

Lore Burgos-Psicóloga

 

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