El número de muertos debido a la violencia de la policía y los soldados en Birmania (Myanmar) tras el golpe de Estado del pasado 1 de febrero asciende ya a 320.
La mayoría de las personas muertas son civiles fallecidos en las protestas contra la junta militar. Los fallecidos superaron el umbral de los 300 tras la violenta jornada del jueves en la que murieron 11 civiles en varias ciudades del país, después de que las fuerzas de seguridad volvieron a disparar contra los manifestantes, según el recuento de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP).
La AAPP precisa en su informe de hoy que de las 195 víctimas de las que tiene información sobre la causa de la muerte, casi el 90 por ciento recibieron un disparo en la cabeza, mientras que la mayoría murió en la región de Rangún, aunque también hubo decesos en la de Mandalay y los estados Shan y Kachin, entre otros.
La primera víctima mortal ocurrió el 8 de febrero, pero la mayoría de las muertes tuvieron lugar en el mes de marzo, principalmente el día 14 cuando fallecieron al menos 78 en la jornada más sangrienta hasta el momento.
La víctima más joven es una niña de 7 años, que murió tras ser alcanzada en el estomago por un disparo de los uniformados que invadieron su vivienda en Mandalay el pasado martes (23.03.2021), al tiempo que la de mayor edad tenía 78 años.
Situación de DDHH empeora en Birmania
«Las condiciones en Myanmar se están deteriorando, pero se pondrán probablemente mucho peor sin una respuesta sólida e inmediata en apoyo a aquellos bajo asedio», advirtió el relator especial de la ONU para la situación de los derechos humanos en Birmania, Tom Andrews.
El relator lamentó en un comunicado que no se está haciendo suficiente para frenar la crisis e instó a la Unión Europea, Estados Unidos y China a convocar una cumbre de emergencia con todas las partes, incluidos los parlamentarios electos que fueron «depuestos ilegalmente» y que han formado un Gobierno civil clandestino.