Obispo preside Misa de Domingo de Ramos en la Catedral de Copiapó
Una invitación a ver los «destellos de esperanza» en medio del dolor debido a la pandemia, hizo el Obispo de Copiapó, Monseñor Ricardo Morales, al celebrar la Misa del Domingo de Ramos en la Catedral. Llamó a fijarse en la actitud de las mujeres al pie de la cruz, y de José de Arimatea. «Esas actitudes, esas presencias, son un destello de esperanza, porque donde reina la muerte y el dolor de un Cristo en la cruz, nos revelan esa esperanza y esa luz de resurrección».
El Obispo expresó «tristeza y dolor por vivir esta Semana Santa separados”. Sin embargo, señaló que “lo más doloroso es ver cómo hermanos y hermanas nuestras mueren a causa del virus, cómo padecen la pérdida de sus trabajos, la disminución de sus ingresos”.
La muerte no tiene la última palabra
El Obispo dijo que «Cristo continúa padeciendo, muriendo, sigue siendo traicionado y negado tres veces. La suerte de Jesús sigue siendo la suerte de tantos hombres y mujeres que viven la injusticia, el dolor la muerte. Este virus que nos azota ha puesto en evidencia todas las vulnerabilidades y pobrezas humanas, porque cuando pedíamos higiene con agua en las manos, nos dimos cuenta que muchos hermanos no tienen agua potable en sus casas; cuando decíamos quédate en tu casa, nos dimos cuenta que hermano y hermanas viven en unos pocos metros cuadrados, con un trabajo que si no es por el día a día no les permite sobrevivir». «Muchos cristos siguen hoy padeciendo en nuestro país, -agregó- muchos cristos continúan su calvario permanente, padecen la discriminación, la vulneración de sus derechos, ¿o en la discriminación de un migrante no está Cristo padeciendo? ¿O en la violencia contra la mujer, con tanto femicidio en nuestra patria, no continúa Cristo padeciendo? ¿En los niños del Sename no está Jesús sufriendo?»
«Cristo nos viene a mostrar – continuó el Obispo- que su sufrimiento y su cruz siguen presente, y nosotros hoy nos asociamos a esa cruz, porque también el dolor nos atenaza el corazón. Hermanos nuestros comparten esa cruz desde la muerte, desde perder a un ser querido, o tener a un enfermo en el hospital, sin saber si va apoder resistir el embate de este virus. Estamos compartiendo esta cruz de Cristo».
Don Ricardo destacó a «tantas hermanas y hermanos nuestros que han vencido el miedo y el egoismo para ir en ayuda de quienes pasan hambre, se las han ingeniado para que las celebraciones litúrgicas sean llevadas a las casas por todas las plataformas digitales que tenemos. Hemos visto cómo en centros de saud entregan su vida para sanar, para curar, aun a riesgo de sus propias vidas, médicos, enfermeras, auxiliares, personal de aseo». Reiteró la necesidad de tener esperanza, porque «la muerte no tiene la última palabra, sino la luz de Cristo».
La misa fue transmitida por el perfil de facebook de la Catedral, y las plataformas digitales del Obispado, al igual de las demás celebraciones de Semana Santa.