EMPRESARIO COMBINA LO ECONOMICO CON LO ESPIRITUAL: “Soy feliz sabiendo que la plata no es lo más importante, sino que ganar la vida eterna”

La siguiente es una historia diferente, porque si bien habla de la gestión de un pequeño empresario, para cuya labor deben primar los fríos números del debe o el haber, las pérdidas o las ganancias, el hombre resume su trayectoria con la mirada cristiana, consciente que “nada tiene y que solo administra los bienes que le dispensa el Creador”. Su nombre: Luis Bravo Caballero, 58 años, “entregado al Señor”, según se declara en esta entrevista.

Este cristiano oriundo de Quillota que, desde hace más de 30 años transporta frutas desde Lo Valledor hasta Copiapó y Antofagasta, no es la excepción al momento de hablar de las dificultades económicas que ha sufrido con la pandemia: “Tuvimos hartos inconvenientes de pago, porque muchas personas no pudieron seguir trabajando y por eso nos quedaron debiendo, lo que nos afectó bastante, pero, a diferencia de otras personas, tenemos a Jesús en nuestro corazón, quien nos da la fortaleza y el discernimiento para entender que la plata no lo es todo en la vida. Por eso, gracias a Dios, hemos podido salir de poco adelante, pensando que tenemos un futuro y una esperanza con la venida de Cristo, además de tener claro que solo somos administradores de todo lo que tenemos, nada nos pertenece, porque cuando nos vamos al descanso no nos llevamos nada”.

En relación a su gestión comercial, don Luis explica que entrega mercadería a comerciantes minoristas de Copiapó, pero su mayor venta la realiza en Antofagasta, donde mantiene clientes cautivos desde hace años, a quienes les gusta sus productos y la manera cómo los trata, “lo que es importante, porque la gente hoy solo piensa en ganar y ganar”. En este marco, recuerda  que comenzó vendiendo paltas en Copiapó, traídas directamente desde su tierra natal. “La palta es lo que más vendemos, es nuestro producto estrella”.

En otro ámbito de su vida personal, reconoce que lleva a cuesta una larga enfermedad y como lo ven activo, mucha gente no sabe que lidia con ella. Sin embargo, su mejor remedio está en la fe que tiene en Cristo, su eterno compañero de vida. “La gente no cree que estoy enfermo, pero es el Señor quien me mantiene en pie. Algunas cosas las tengo pésimas, pero cuando me hago los exámenes salen buenos, pero todo es gracias al Señor desde que lo acepté en el bautismo y me cambió la vida. Como comerciante he tenido muchas buenas oportunidades en la vida, pero la mejor oferta me la entregó Jesús”.

Anticipa que su próximo desafío comercial es comprar una parcela en las cercanías de Copiapó para instalar una distribuidora con los productos que le llegarán directamente desde Santiago. “También me interesa ser un beneficio para la comunidad, en cuanto al testimonio de guardar el Sábado, porque como comerciante no tengo miedo de cerrar los Sábados, de hecho, lo observo desde hace seis años y nunca me ha faltado qué comer, por el contrario, me ha ido mejor”.

Finalmente, al pedírsele un mensaje sobre cómo afrontar esta pandemia y salir adelante, de la forma como él lo ha hecho, nuestro entrevistado acude nuevamente a las Sagradas Escrituras para recordar el texto que dice: “Cree en Dios y el resto vendrá por añadidura” (S. Mateo 6:33). El mismo empresario explica el sentido de estas sabias palabras. “Esto significa que si nosotros tenemos al Señor Jesucristo en nuestro corazón, no tenemos que temer al futuro ni a los desafíos, porque ya no estamos solos. Al ser cristiano, uno cambia totalmente su pensamiento, más bien dicho, el Señor lo hace cambiar y vemos un enfoque con esperanza, mientras que las dificultades que antes nos agobiaban y nos atemorizaban, ahora ya no las tenemos. Cuando salgo en las mañanas, le entrego el día al Señor y viajo tranquilo y contento, esperando que Él haga su voluntad en mí. Esa es la gran diferencia entre el comerciante Luis de antes y el Luis de ahora, ya no soy el mismo, aun sabiendo que somos pecadores. Ahora me siento contento y feliz de saber que el dinero no es todo en la vida, a pesar que como comerciante uno valora la vida por lo que ha ganado, porque ahora estoy ganando algo mucho más importante que no se compra con dinero… la vida eterna”.

ESTE PROYECTO ES FINANCIADO POR EL FONDO DE FOMENTO DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL DEL GOBIERNO DE CHILE Y EL CONSEJO REGIONAL.

 

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