El secretario del sindicato de trabajadores de la empresa Siglo Verde, René Alfonso Rosales, entidad que presta servicios a la Municipalidad de Copiapó, se acercó a la redacción de Diario Tierramarillano para entregar su propia versión respecto a las declaraciones emitidas hace unas semanas en nuestro medio por el presidente de este mismo sindicato, Adimir González, en cuanto a que “el municipio y la empresa nos tienen abandonados”.
El citado dirigente fue enfático en expresar que “esto no es así, porque el Municipio le ha aportado con cajas y le ha ayudado en ciertas ocasiones; también él ha pedido que se le pague una indemnización digna a la gente de 65 y 88 años, pero nunca se ha sentado a conversar con la empresa sobre estos temas”.
Rosales informó que también sostuvo una reunión con la seremi del Trabajo a la que le mandó una carta exponiendo estas materias, respecto a la cual la seremi le respondió que llamara a la empresa para que interviniera directamente. “En este caso, como dirigente, lo primero que tendríamos que hacer es conversar con la empresa para llegar a un acuerdo sobre cuáles van a ser las indemnizaciones hacia los trabajadores que despida, pero yo tengo claro que actualmente la empresa no ha despedido a nadie y no tiene la idea de despedir; pero no sé si él (González) lo tiene claro como presidente, lo que no me ha comunicado a mi como secretario. Yo tengo muy claro que la empresa no va a finiquitar a nadie. La empresa tiene bastante gente de edad a la que le ha dado una oportunidad laboral; también sé que hay gente que ya no puede trabajar, porque está enferma, pero eso no se ha conversado con los trabajadores”.
Sin mediar pregunta, el dirigente continuó explayándose: “En la reunión de la asamblea del sindicato, el presidente Ademir González dijo que el municipio no tenía nada que ver con esto, sino que era entre el trabajador con la empresa; entonces, por qué recurre al municipio si le dijo a la asamblea que el municipio no tenía nada en qué intervenir aquí, ni siquiera en la negociación colectiva y en ninguna área”.
Respecto al compañero lesionado tiempo atrás en un accidente y que, aparentemente, habría permanecido abandonado por parte de la empresa, Rosales precisó que él personalmente lo visitó en su lecho de recuperación. Allí el lesionado funcionario le explicó que fue atropellado a las 7.30 horas, siendo trasladado al Hospital Regional, donde permaneció hasta las 15 horas. “No es que nadie lo haya ido a ver, fue una integrante del comité paritario, donde aprovechó de llenar los formularios para trasladarlo al IST, mientras que también estaban esperando el informe del médico tratante para llevarlo a la Clínica Atacama, donde fue operado y tratado. Efectivamente, el primer pago se demoró, como dijo don Ademir González, pero el IST le está pagando mensualmente su sueldo, los días cinco, tal como nos pagan a nosotros en la empresa”.
Respecto a la falta de baños químicos, apuntó que la directiva del sindicato, encabezada por Ademir González, más la tesorera Gloria Lillo y él como secretario se reunieron con un par de ejecutivos de la gerencia de Siglo Verde para analizar esta situación. “Ahí se nos dijo que están viendo la resolución sanitaria; no es que no se haya planteado ni conversado este tema y él (Ademir González) firmó este documento que tengo en mi poder”.
Luego, las críticas de Rosales continúan hacia el mandamás de su sindicato: “Según los estatutos sindicales, el presidente debe convocar a los socios a una reunión cada mes para dar cuenta de su gestión a la asamblea, lo que no ha ocurrido”. Además, agrega que entre el 2013 y 2016, el presidente estuvo sin abrir una cuenta bancaria a nombre del sindicato. “Por esta razón, lo tengo demandado ante la Fiscalía y, hasta el día de hoy, estoy esperando respuesta, porque la causa tiene que pasar al juez de garantía, mientras llega la respuesta final y así él pueda dar cuenta de todos estos líos”. Completó el cuadro agregando que “tengo el libro de socios completamente adulterado y desordenado y, por lo mismo, no puedo ingresar a ningún socio más porque hay RUT repetidos; ahí tienen que ir los nombres y apellidos, dirección, teléfono y cédulas de identidad, pero este libro no tiene nada; entonces, como secretario, no he podido arreglar la situación porque tampoco la lista de la empresa me cuadra con el registro de socios”.
Rosales reiteró haber sostenido conversaciones con la seremi del Trabajo a quien le exhibió todos los documentos en cuestión para mostrar que el presidente habría incurrido en actos antisindicales, según los estatutos. “En esa ocasión, la seremi me aconsejó que hablara con la empresa. Ademir González también habló con la seremi diciéndole que la empresa se negaba a pagarle los finiquitos a las personas de mayor edad, lo cual no es verdad, porque la empresa no ha finiquitado a nadie y si fuera así, la empresa tendrá que decírmelo en algún momento, como dirigente”.
“Personalmente, agradezco a la empresa, porque en mi caso particular tengo un setenta por ciento de invalidez y, aún así, me dio trabajo. Ahora, me parece que Ademir González también sacó su credencial como discapacitado y, en ese sentido, me gustaría conversar con él respecto a cuáles son sus derechos como persona discapacitada y cuáles son los límites que tiene, porque nosotros como discapacitados no nos podemos aprovechar de estas circunstancias, porque muy enfermos estaremos, pero debemos respetar a las autoridades que hay y conversar con ellos”.
El denunciante también conversó con el jefe de Gabinete del gobernador regional, quien también le habría indicado el camino a seguir: “Él me dijo que, con todos los documentos presentados, el hombre tendría que reconocer que ha cometido errores sindicales, pero Ademir González no los reconoce, pero dice `yo soy el presidente y yo mando´; yo le hecho ver su error en varias ocasiones, pero se me enoja y se me engrifa. Los estatutos dicen bien claro que cualquiera de los socios que se lo solicite le tiene que mostrar las cuentas, aunque sea a uno solo”.
Finalmente, Rosales mandó un mensaje a su colega presidente: “Yo estoy dispuesto a sentarme a conversar con él donde sea, se lo he dicho públicamente, pero delante de un abogado, para aclarar cara a cara los temas pendientes”.
