Obispo de Copiapó: Sacerdotes, llamados a anunciar la gracia de Dios para todos Presbíteros renovaron sus promesas sacerdotales

Agradeciendo a todas las personas que llegaron hasta la Catedral para acompañar a los sacerdotes comenzó su homilía el obispo de Copiapó, Monseñor Ricardo Morales, en la celebración de la Misa Crismal, la tarde de este Miércoles Santo.

El obispo abordó tres conceptos claves en el ministerio sacerdotal: el asombro, la alteridad y el anuncio.

Acogida tiene que ser parte del ministerio sacerdotal

El obispo llamó a los sacerdotes a no perder el asombro ante el tesoro inconmensurable que portan, que es la Buena Noticia del Evangelio: “Somos depositarios de ella, aunque la llevamos en vasijas de barro, no nos llevamos a nosotros mismos sino al Señor, esta dimensión nos debe llevar a crecer en humildad”. Los invitó a “recordar el día en que nos consagraron para el Pueblo de Dios, ese día estábamos asombrados de lo que el Señor estaba haciendo en nosotros; el asombro debe ser una característica de nuestro ministerio”, dijo, y que “cuando dejamos de asombrarnos perdemos la esencia del anuncio”.

En segundo lugar habló de la alteridad, reconocer al otro, porque “el envío no es sin nombre; el Señor nos envía a los cautivos, los pobres, los ciegos, los oprimidos; la misión sacerdotal se descubre en la alteridad, toda misión es para los demás”. Se preguntó dónde están los pobres y oprimidos: “todos sabemos dónde están, compartimos con ellos, muchas veces somos nosotros mismos”, dijo. Mencionó, por ejemplo, a los estudiantes que no tienen acceso a matrículas, a los colegios que no se encuentran en buenas condiciones, a los cesantes producto del cierre de la fundición Paipote, a los jóvenes víctimas de las drogas, a las personas que viven en condiciones indignas en las tomas de la región.

Finalmente dijo que el anuncio del Señor siempre es gracia, es don. “Lo que estamos llamados a hacer –dijo a los sacerdotes-, es anunciar esta gracia de Dios para todos, a todos, sin restricción y sin condiciones”. Agregó que “esta bendición es acogida, cuando bendecimos acogemos; la acogida tiene que ser parte del ministerio sacerdotal. Si no, no hay anuncio de la Buena Nueva”  y recaló que “el amor no se mide, se da entero, la prueba es lo que vamos a vivir estos días santos; el Señor nos muestra su amor infinito”.

Tras la homilía, los presbíteros renovaron sus promesas sacerdotales, momento que culminó con el abrazo de del obispo a cada uno de los sacerdotes. Durante esta celebración también se bendijo el óleo de los enfermos y de los catecúmenos, y se consagró el Santo Crisma.

Cientos de personas colmaron la Catedral, provenientes de las parroquias de toda la diócesis, para acompañar a sus sacerdotes en esta celebración.

 

Síguenos en facebook

Comparte

Facebook
Twitter
WhatsApp
error: Contenido protegido!!!